Frente a las leyes restrictivas sobre la entrada de extranjeros a Indias es incuestionable el paso ininterrumpido de italianos, franceses, flamencos y sobre todo portugueses en los siglos XVII y XVIII, ya fuera de forma legal o por vía clandestina. La emigración extranjera al Nuevo Mundo estuvo revestida de un carácter de clandestinidad, lo que hace difícil la determinación de su verdadera cuantía.
La vía legal era a través de licencias especiales para obtener cartas de naturaleza, siendo permisos reales para los cuales se exigían ciertos requisitos. Estos, al principio, eran haber vivido 10 años en España con casa abierta y estar casado con alguien natural del reino de Castilla. Más adelante se elevó a veinte el número de años de residencia previa, se exigió la posesión de bienes raíces y se determinó que solo el Consejo de Indias podía conceder estas naturalizaciones. En el siglo XVII, se añadió que los bienes exigidos debían elevarse a cuatro mil ducados acreditados en escritura auténtica.
Otros procedimientos legales consistían en una licencia individual, para los que tenían una cualidad u oficio que hacia pertinente su entrada; o también estaba el método de composición, la cual consistía en admitir la presencia ilegal para luego un pago de cierta cantidad de dinero proporcional a la fortuna de cada uno. Los requisitos eran cumplidos, pero no eran aplicados con tanta severidad, dado que se emitieron muy pocas cartas comparadas con la fuerte emigración de la época.
En 1630 se redacta una relación detallada de todos los extranjeros que había en Cartagena, se consigna nombre, apellido, naturaleza, edad, tiempo de residencia en Indias, estado civil y en algunos casos la fortuna que disponían y el dinero que pagaron de multa o composición. La procedencia quedaba así: portugueses 154, italianos 13, franceses 7, flamencos 2, polaco 1, escocés 1, judío 1, tajerino 1, desconocida o no identificada 4.
Lo anterior da cuenta que la primera mitad del siglo XVII, fue el gran éxodo portugués hacia América. La mayoría de ellos no tenían permisos de ningún tipo, solo 6 tenían carta de naturaleza y 5 licencia. La mayoría de ellos llegaron por vías como: En navíos de esclavos 77, como soldados o marineros de la flota 39, en navíos de permiso 1, soldados de expediciones de conquista 3, navíos de mercantes 23, en nacidos de aviso 4, como criados 6, no consta 31. Muchos de ellos se desempeñaban como comerciantes, mercaderes de esclavos, pulperos, marineros, médicos, sastres, etc.
Es indudable que los que se quedan en Cartagena era un pequeño porcentaje, pero también es evidente que ella ejercía una atracción especial a pesar de la presencia del Tribunal del Santo Oficio. Así fue la migración de lo que sería una minoría influyente no española, pero que, siendo comerciantes, casi todos negreros, portugueses y judaizantes tenían controlada muchas de las relaciones mercantiles de la zona. Monopolizaban junto con otros de la misma nacionalidad el comercio con Panamá, Lima y con el interior del Nuevo Reino donde a través de la villa de Mompox discurría el comercio que por el río Magdalena subía a las provincias de Zaragoza, Antioquia, Tunja, Pamplona.
