El General Joaquín Posada Gutiérrez en sus “Memorias Histórico –políticas”, dejó una semblanza de la fiesta de la Candelaria en 1826 donde reseña la música y bailes, donde es presencia las diversas castas sociales de la Cartagena decimonónica y de acuerdo con la nomenclatura colonial de la época para referirse al tejido social y de manera central a los espacios festivos donde se ponía en escena el mundo del Carnaval y toda su parafernalia con los Cabildos de Negros de nación y lengua.
Otro testigo de excepción lo fue Jeneroso Jaspe (nacido en Cartagena a mediado de siglo XIX), en el Boletín Historial de la Academia de Historia de Cartagena, No. 22 de 1917,p. 407, trae la siguiente reseña: “Son sus fiestas el 2 y 3 de febrero, fechas correspondientes a la Purificación la primera y a San Blas la segunda... las “Quintas” que antiguamente, como en el día, rodearon la falda del histórico y legendario cerro, se llenan de muchedumbre de romeros alegres, bulliciosos y entusiasmados”. Jaspe hace alusión a la cumbia, mapalé y bullerengue como ritmos que suenan en Cartagena en el marco de las fiestas de la Candelaria.
Eustorgio Martínez Fajardo, quien firmaba sus trabajos periodístico amparado con el pseudónimo de “Eumarfa”, publica en 1946 en la Editorial Nuevo Mundo de Cartagena su libro: “Cuentos y Leyendas de Cartagena”, siendo fiel a la titulación nos recrea en gran medida la inventiva popular de la Cartagena del ayer, el toque del relato está permeado por los imaginarios y la creación fantástica. El Milagro de la Candelaria, recoge esos elementos típicos de la leyenda volcados en la narrativa del cuento. La Virgen de la Candelaria era el nombre de una embarcación de contrabandistas de armas, ellos sostenían que ella era liberal y era símbolo de las guerrillas liberales de Uribe Uribe, según el relato de “ Eumarfa”, la patrona de Cartagena le haría el milagro que éste no fuera decomisado por los guardas del Estado.
Alberto H. Lemaitre (1909) en el libro “Estampas de Cartagena de ayer”, en el capítulo: “ La Fiesta de la Virgen de la Candelaria, nos recuerda que eran una de las fiestas religiosas de más fervor y devoción que festejaba Cartagena era sin duda alguna, las novenas y fiesta de la Virgen de la Candelaria de la Popa, - relata Lemaitre -. Las ventas de frutas y la inmancable vara de caña, las fritanguerías, las papayeras amenizando las tandas musicales, la subida por los “caminos tramposos”, el más famoso el de la “Papayita” y el infaltable palo de Chupa - Chupa.
“La fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria reviste gran importancia en la tradición religiosa y festiva de la ciudad. Que se remonta a los albores del siglo XVII, siempre se caracterizó por su tradición popular que resumía los aspectos profanos con la devoción religiosa colonial”. Así como se rezaba, se recitaban sus florilegios de milagros, se hacían peregrinaciones, también se cantaba, se bailaba y se gozaba en una hibridación de las diversas expresiones étnicas culturales”.
Todo lo anterior viene a colorear una vez más el casamiento entre religiosidad y paganismo, por eso, se habla del sentido paradojal dentro del espacio festivo. Opuestos no excluyentes. En mi infancia le escuché a Marquesa Alzamora Pájaro una anciana muy querida en el barrio Torices, calle Santa Fe con Cúcuta, que –“Quién cree en Dios, es porque cree en el diablo”, el bien en pugnacidad con el mal, el uno excitando al otro. En las prohibiciones de los fandangos o bundes se hablaba de música endemoniada que interpretaban y bailan las negradas en la baja escalera social de la Cartagena colonial.
Asesoria de proyectos: Culturales, museológicos y archivísticos.
"Al día con el patrimonio” es una actividad para los docentes y debe realizarse 7 días antes de la visita en los siguientes horarios: Martes y jueves 9:00 am. - 3:00 pm.