Chambacú comenzó siendo una isla de la ciudad de Cartagena de Indias, sus primeros habitantes llegaron para finales de 1920, provenientes de islas cercanas o barrios vecino como Bocachica y Torices. Los propietarios del terreno fueron varios. En los años 30 serían mucho más lo ocupantes de la tierra, y era difícil controlar la cantidad de personas que alzaban pequeñas viviendas con materiales no permanentes.

En 1956 se había alcanzado la cifra de 8.687 habitantes que poco a poco había rellenado y robado espacio a las aguas. Así mismo las condiciones habitacionales empeoraban por el creciente hacinamiento y la falta de una buena cobertura de servicios públicos.

De manera que el Instituto de Crédito Territorial en 1956, tenía el proyecto de regeneración de tugurios, la cual tenía como fin a reubicación definitiva de los pobladores del barrio Chambacú, los argumentos que sostenían eran que los chambaculeros habían caído en la más baja degradación humana condición que había sido facilitada por la perdida de la moral, por el continuo contacto con personas de similar “status”, pero sobre todo, por lo que ellos identificaron como “la desidia tropical de la raza. Básicamente esas era la imagen que para la época se había construido y popularizado de Chambacú.

Desde la prensa, se mostraba como “El problema de Chambacú”, problema que se convertía en obstáculo para que Cartagena se erigiera como el principal destino turístico del país. El empobrecido tugurio quedaba a menos de 100 metros del Centro Histórico de la ciudad.

En la medida en que el debate tomaba cuerpo, se hizo común que el nivel de discriminación hacia los chambaculeros aumentara, sobre todo, cuando se preveía la posibilidad de que la reubicación nunca fuera efectuada. Los señalamientos continuaron hasta el punto de sindicar a los chambaculeros como violentos asaltantes, criminales y transgresores del orden establecido.

En ella evidenciaban el rechazo de un buen número de habitantes del barrio a la posibilidad de ser re-instalados en cualquier otro lugar de Cartagena. Los argumentos no podían ser más dicientes: temían el desprecio por parte de los nuevos vecinos, el tener que enfrentarse a un medio social potencialmente hostil.

En 1971 se adelantaron las obras de traslado de más 1300 familias del barrio Chambacú, ubicadas a menos de un centenar de metros del Centro Histórico de Cartagena. Desde los medios de comunicación se había acompañado esta iniciativa durante años, defendiéndola como la única alternativa para encaminar a la ciudad hacia el desarrollo económico y su constitución como principal ciudad turística de Colombia. Este acompañamiento se tradujo en construir una imagen extremadamente negativa de los habitantes del barrio, en aras de presentarlos como un peligro latente para la sociedad cartagenera. El miedo hacia los chambaculeros, años más tarde, los condenaría a la exclusión social, y engendraría claros patrones de segregación urbana.